Mario (37, Cercado de Lima). Hace algunos días, doctora, leí en su columna la historia de una joven de nombre Juana que decía no tener suerte en el amor por su apariencia física y que desde los doce años, cuando recibió su primer beso, no ha vuelto a tener enamorado ni pretendientes, por lo que se siente condenada a estar sin pareja.
Bueno, le diré que mi historia es parecida, sólo que en la versión masculina, porque yo tampoco he tenido enamorada, situación que ha hecho que las personas de mi entorno lleguen a pensar que soy homosexual, lo cual niego rotundamente.
Yo asumo que si no he tenido pareja, no sólo es por mi físico, pues si bien no soy guapo, mis amigos me aseguran que mi simpatía es mi atractivo.
Mi verdadero problema, doctora, radica en mi personalidad, porque soy muy tímido, y por eso, sin pretender pecar de presumido, debo revelarle que se me han acercado muchas chicas guapas y simpáticas, pero cuando he intentado hablarles, me paralizo, me pongo nervioso y no logro entablar una buena conversación.
Pero con quienes me siento más cómodo es con mujeres mayores, quienes a pesar de estar casadas me han propuesto mantener relaciones a espaldas de sus maridos, pero no he podido.
Creo que necesito ayuda de algún especialista, pues no creo que sea normal mi exagerada timidez, lo cual está perjudicando seriamente mi vida amorosa, ya que estoy a pocos años de cumplir cuarenta y nunca he recibido un solo beso de amor.
Mis pocos amigos siempre se preguntan por qué un hombre como yo, de buena presencia, de buen trato, es decir todo un caballero, no ha logrado tener éxito con una linda dama.
Antes de despedirme y de pedirle su consejo, quiero decirle a Juana que no se sienta mal que ya llegará un hombre que se fije en su bondadoso corazón.
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